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AUDICIÓN PRENATAL EN EL FETO


AUDICIÓN PRENATAL EN EL FETO
Agradecemos la colaboración del Dr. Adrián Poblano
Departamento de Neurología, Instituto Nacional de Perinatología drdeaf@starmedia.

A lo largo del siglo XX y lo que va de este, se han acumulado evidencias sobre la existencia de audición en el feto, especialmente en el último trimestre del embarazo. Los médicos especialistas en ginecología y obstetricia han determinado si el bebé escucha midiendo paralelamente los latidos del corazón fetal mientras estimulan con sonido al bebé. Esta prueba se conoce con el nombre de Prueba de Estimulación Vibro-Acústica.
 Por otra parte se han realizado mediciones para determinar que es lo que oye el bebé. Mediante la colocación de micrófonos dentro de la cavidad uterina se ha calculado que el ruido de fondo puede alcanzar niveles de intensidad de 72-85 decibelios (dB). La atenuación que producen todos los tejidos maternos para que un estímulo externo alcance el oído fetal es de 30-60 dB. De los datos anteriores se infiere que cabe perfectamente la posibilidad de que un feto pueda escuchar algunas conversaciones y algunos sonidos externos, ya que su aislamiento sonoro sería solo en el tercer trimestre de gestación por lo que se cree que el bebé sí puede reconocer voces (entre ellas la más importante es la materna), música y canciones. También se han llevado a cabo registros de la frecuencia cardiaca fetal durante la última etapa del trabajo de parto y su variabilidad influenciada por la estimulación auditiva.
La audición humana comienza alrededor de la semana 26 de la gestación y alcanza su madurez alrededor de los 5 años de edad. Sin embargo al igual que muchas funciones, los cambios más acelerados tienen lugar entre las 26 y 28 semanas de la gestación. Se han utilizado varias técnicas para poder medir las capacidades auditivas de los fetos. Una de ellas administra un fuerte estímulo sonoro mientras se registra simultáneamente el electrocardiograma fetal y se mide su reactividad. En otra de ellas se han llevado a cabo observaciones de fetos mediante ultrasonografía y cuando simultáneamente se les estimula acústicamente y se observan la reactividad de los movimientos fetal generales de sobresalto y algunos particulares como los faciales y de parpadeo. En estas pruebas se ha mostrado la reactividad de los fetos a los estímulos sonoros que tienen una fuerte intensidad como de 110 dB. Una vez que el bebé ha nacido se intenta valorar los recuerdos y el aprendizaje de ciertos estímulos auditivos fetales. En estas observaciones que generalmente se realizan entre el segundo y cuarto día de vida extrauterina, para dejar pasar el tiempo suficiente para que el bebé se recupere del ejercicio del trabajo de parto y nacimiento. Se ha observado que el bebé puede identificar la voz materna ya que muestra preferencia por escucharla de entre otras voces. En otras observaciones llevadas a cabo cuidadosamente, se ha mostrado que el bebe se tranquiliza o por el contrario se activa cuando se le estimula con alguna canción a la que fue expuesto durante su vida fetal, lo cual sugiere que el feto tiene la posibilidad de aprender y recordar. Sin embargo estas observaciones necesitan ser corroboradas y replicadas ya que las técnicas empleadas dependen de la respuesta conductual y por lo tanto se consideran muy subjetivas. En un futuro se emplearán técnicas neurofisiológicas y de neuroimágen funcional que puedan proporcionar respuestas más objetivas.  
La audición temprana postnatal es una continuidad de la audición fetal y es de las funciones sensoriales más desarrolladas en el recién nacidos, casi como el olfato y a diferencia de la visión que se encuentra aún en un pobre desarrollo y tiene una muy mala resolución de contornos y de colores. Al nacer el bebé muestra el reflejo de cierre ocular involuntario ante sonidos intensos, que es llamado el reflejo cócleo-palpebral. También es bien conocido que el reflejo del Moro; de apertura de brazos y cierre de estos como si tratara de abrazarse de algo para no caer, puede ser desencadenado por un fuerte estímulo acústico de manera casi exclusiva. En otras interesantes observaciones se ha probado que el bebé cambia su patrón de succión de un chupón especial al cual se le ha adaptado un sensor electrónico para medir la frecuencia e intensidad del chupeteo, cuando se le estimula con diversos estímulos acústicos, especialmente cuando se le habla, lo cual sugiere su predilección al habla en etapas muy tempranas de la vida, aún cuando no pueda expresarlo.
Por último en otro trabajo se estudió la capacidad de reconocer diferentes frecuencias de sonido y se encontró que el bebé tiene capacidad para detectar cambios de frecuencia mínimos. Los resultados sugieren que los bebés tienen solo ligeras diferencias con respecto de los bebés mayores y los adultos. Estos datos se complementan con los de otro estudio en el que se sometió a bebes de menos de 6 meses a sonidos de idioma inglés y sueco siendo uno de ellos el materno. Los bebés mostraron una clara preferencia por el idioma materno sugiriendo que la experiencia auditiva-lingüística temprana influye en el desarrollo de la percepción fonética, que a final de cuentas es para lo que ha evolucionado el oído humano: para el desarrollo del lenguaje.