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EL SUJETO: MÚSICO QUE PROPONE AL PÚBLICO

EL SUJETO: MÚSICO QUE PROPONE AL PÚBLICO
SU INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD
Por: Pablo Aranda Manrique, MSc.

Los procesos de conocimiento de la realidad, son determinados en su dimen-sión material y en su dimensión simbólica, la primera alude especialmente a re-presentaciones de infraestructura, relaciones sociales y organización, la segun-da dimensión tiene que ver con la producción de significados y sentidos, éstos se traducen en la elaboración de valores, a decir de Giménez “la dimensión simbólica está en todas parles, verbalizada en el discurso” (2005, pp. 22-35), serían representaciones que convencionalmente hacen todos de manera global se expresan en significados.

La música en cuanto a su composición, refleja esa interioridad en dialogo con el entorno, por lo cual expresa significados que son interpretados tal cual se asu-me esa realidad, de la misma manera la preferencia musical depende de cómo se conecta con esa realidad, el sujeto al igual que todos los seres vivos, tiene una respuesta especial ante la música, la especialista en música Juliette Alvin en sus primeras investigaciones documentadas sobre la influencia de la música en los recién nacidos, refiriéndose al bebé revela: “su actitud de quedarse in-móvil tratando de percibir el sonido parecería indicar dos estados: interés y re-conocimiento”(Alvin, 1974, p. 30), por lo cual, el oído humano va percibiendo la música, generando una conducta calmada y relajada; si es expuesto a estímu-los musicales estridentes, la reacción puede ser de ansiedad o de euforia.

El sujeto en la sociedad refleja la característica del músico

Considerando que el sujeto es un individuo que tiene una orientación hacia sí mismo, es justamente lo que genera una construcción o la auto constitución del sujeto, el músico cuando compone o interpreta, muestra su interioridad como sujeto, en una mirada hacia si mismo, que brinda a la sociedad en calidad de propuesta, de la misma manera un artista pintor o un actor, hace una propuesta a partir de su interioridad.

Rescatando que el sujeto adquiere un carácter ético crítico, al conceptualizar en esta potencialidad, el desplazamiento, la autopoiesis, la resistencia y creación, además del concepto de comunicación, de la misma manera el músico se des-plaza hacia otras realidades musicales cuando interpreta algo que no corres-ponde a su entorno asume el entorno que tal vez conoce empíricamente o tam-bién que se lo imagina, un músico boliviano que además de interpretar su música interpreta o compone ritmos de otros países o zonas geográfica, en este caso puede hasta migrar en su interpretación, como los músicos que interpretan por ejemplo música mexicana, se convierten en mariachis, asumen no solo la vestimenta, la música conlleva todas las características de esa identificación, el tono, la voz, la corporalidad, la letra que representa un mensaje que a veces usa símbolos que, a fuerza de escuchar, se van introduciendo en la audiencia que decodifica y hasta adapta a su cultura estos mensajes.

La autopoiesis se manifiesta en la música en cuanto el compositor o el intérpre-te va determinando la estructura de un símbolo que decodifica para transmitirlo o ponerlo a consideración de sus interlocutores, se genera así mismo como ar-tista, como músico el crea su estilo, su personaje, en cada concierto asume un mensaje un texto que es interpretado a partir de su propia creación, los oyentes interpretan y en su aceptación refuerzan procesos de mayor sentido para el músico que reinicia su comunicación autogenerando dialógicamente procesos de transferencia de mensajes en base a símbolos y signos, la música.

El concepto de resistencia-creación está recogido del pensamiento de Michel de Certeau sobre la vida cotidiana en contraposición de alguna manera al plan-teamiento de Foucault sobre la fuerza o el poder que hace decir, que produce saberes, verdades. La vida cotidiana para De Certeau es donde se desarrollan las tácticas de escamoteo a las estrategias disciplinadoras, el sujeto busca y di-versifica sus tácticas de resistencia, anteriormente nos referimos al músico que oferta una propuesta de interpretación de la realidad al público, de la misma manera una interpretación puede ser irreverente al canon que dicta la sociedad, hoy escuchamos canciones que llevan adjetivos muy duros a cerca de la femi-nidad o de la sexualidad, es más hoy en día existe en los ritmos de moda una provocación no solo al orden social sino a los valores que preconizan cierta conducta severa respecto a la sexualidad, el matrimonio y la concepción, para-fraseando a Tintaya, De Certeau dice que lo que más le permite al sujeto vivir la emoción de sentirse sujeto es la capacidad de resistencia, el sujeto siente pla-cer al burlar el sistema, este es el momento de su felicidad, del encuentro de satisfacción consigo mismo. El sujeto está creando siempre estas tácticas de escamoteo en la vida cotidiana, en las maneras de hacer, de cocinar, en el arte, en la música, en el juego. (Tintaya, 2009 Clase del 10 de junio de 2009)

El concepto de comunicación implica comprender al sujeto como una comuni-dad social de comunicación lingüística, orientado a construir consensos, acuer-dos, esa comunidad de comunicación es un escenario de significados, de in-formación. El sujeto aquí personaliza la información, asimila e incorpora aquella información como el músico, que en su calidad de artista responde a sus nece-sidades y aspiraciones, de otro modo desaparecería como sujeto por satura-ción, esto explica artistas que tienen una trayectoria fugaz, un corto deambular por los escenarios, mientras que los artistas que están en permanente inter-cambio de información, actualizándose , buscando nuevos temas, en el caso de los que graban discos es muy claro cuando artistas tiene una regularidad anual para mostrar nuevas producciones, o como en el caso de quienes triunfan que se traduciría en aquellos que son mejor entendidos y llegan masivamente a co-lectivos sobrepasando fronteras, pueden producir temáticas que están presen-tes en períodos mas largos de tiempo y que tiene un público que espera con ansiedad la próxima producción para apreciar y a la vez decodificar el pensa-miento del músico a cerca de esa comunicación con su público, el sujeto del que hablamos busca la información, construye una comunidad de comunicación que lo constituya como sujeto.

En la diferencia entre sujeto y actor social también se entiende al sujeto, a la pregunta si en las sociedades totalitarias hay sujetos, nos respondemos, que tal vez lo que existen son actores sociales, portadores de estrategias, de someti-miento, de disciplina, de normalización, cumplen un rol social de control. En el tema de la música interpretamos esa sociedad totalitaria, como aquellas socie-dades que tienen sus propios interlocutores, artistas que incluso ayudan a con-solidar procesos políticos, a veces económicos o sociales.

De la misma manera hay procesos sociales que tienen grupos que no están conformes con esa organización, con es norma o a veces con esas políticas que los gobernantes implantan al estado, allí nacen de manera natural artistas que dan su opinión a cerca de la realidad en algunos casos oponiéndose a ella o en protesta a formas de gobierno, ahí esta la música protesta, el arte que de-nuncia la injusticia mediante murales, los graffitis en las calles o simplemente la música que al reflejar la realidad denuncia la diferencia entre sectores de una misma sociedad, es el caso de la música villera de la argentina, que muestra una realidad plagada de droga, pobreza, corrupción, hasta muerte y desespe-ranza, de igual manera habrán momentos con la música religiosa que adorme-ce, restringe y ayuda a comunicar la doctrina que representa. En este sentido no podríamos llamar a este músico autónomo “El sujeto autónomo de esta ética no es un individuo autónomo, sino un sujeto solidario que alcanza su autonomía en la solidaridad frente a las leyes que se imponen a espaldas de los actores”. (Hinkelammert, 1996, p. 259)

De ahí que en el caso del sujeto que compone, su autonomía está sujeta al mandato de la sociedad que lo mantiene, desde siempre la humanidad ha reve-lado sociedades que han sostenido a los artistas para que reflejen su forma de pensar, recordemos a Mozart que escribía por encargo, a la sombra de quienes podían sostener largos momentos de inspiración musical con ciertas restriccio-nes y también de parte del artista propuestas que a veces a fuerza del virtuo-sismo con el que son compuestas, son aceptadas por mecenas y quienes sos-tienen a los artistas o los sostienen mientras componen. El propio sujeto busca la comunidad o el tipo de relación intersubjetiva que le permita una efectiva constitución de su intrasubjetividad.


El sentido de la vida reflejado en una canción

El músico decíamos, se refleja en su composición o en su interpretación, por lo tanto interpreta un conjunto de signos y símbolos que la sociedad espera sean codificados de acuerdo al corte histórico, social, económico y tecnológico, al es-cuchar una sinfonía de Beethoven nos trasladamos a capillas o iglesia luteranas de principios del siglo XIX, la Oda a la Alegría fue compuesta en 1824, sin em-bargo si esa composición es interpretada con instrumentos electrónicos con una base rítmica muy contemporánea, para quienes cultivan el arte sacro y recono-cen en ritmos modernos la composición de Beethoven sienten cierta nostalgia o reminiscencia al escuchar este tema, aun cuando les suenes poco clásicos y muy estridentes, para quienes no conocen o nunca escucharon la composición original, les sonará a familiar pero gustarán o no de la reposición, es un “com-plejo sistema de la configuración subjetiva de los espacios de la vida social que, en su expresión, se articulan estrechamente entre sí y establecen configuracio-nes subjetivas complejas en la organización social (Gonzales, 2002, p. 179).

Diría Giménez en su interpretación de la canción mexicana que canta las haza-ñas de quienes se ponen en contra del estado de la situación, para unos repre-sentando una vida de denuncia ante régimen y desde el punto de vista de quie-nes gobiernan una afrenta a su administración, estas consideraciones subjeti-vas responden al tipo de sociedad que relee o decodifica el mensaje hecho canción, “para el pueblo y su ethos de resistencia frente al poder, todo aquel que logra burlar a la autoridad se vuelve héroe… Cantar sus hazañas cuando engañan a las autoridades, su astucia frente a la ley o su éxito para evadir la vigilancia equivale a una forma de desquite frente al poder, a una especie de catarsis social” (Héau y Giménez, 2005, p. 20).

Al interpretar a su modo la realidad, el músico se transforma en sujeto en cuan-to se integra a la subjetividad social, en un espacio diría Fernando Gonzalez, que está “diferenciado hasta por la propia socialización de sus peculiaridades individuales, que pasan a constituirse como elementos de sentido en la organi-zación de los sistemas de relación social que acompañan el desarrollo humano” (Gonzalez, 2002, p. 181). Ese desarrollo humano marcado por el arte y la cien-cia y en cuanto al arte, representado por la música que se constituye en el re-flejo de una sociedad que hace del sujeto un ser puente definido chacana por Estermann en runafofía o jaqisofía, por que media entre lo que siente y piensa como sujeto, lo que sienten e interpretan otros sujetos y lo que la sociedad siente e interpreta al apropiarse de una composición o interpretación musical, reflejo de sí misma.


La intrasubjetividad entendida como la esencia de la música

Cuando nos referimos al sujeto en su relación interna pero con mirada hacia su sociedad encontramos el concepto de esencia de la música, ese compositor que se inspira en la vida, en la muerte, en el amor, en la guerra o en la paz, asume un rol de comunicador de esa relación entendida como canon, como re-beldía al canon o como simple reflejo de ese momento y ese espacio, tal vez refleje lo que es su cultura, entendiendo cultura como una comunidad de sujetos frente a otra comunidad de sujetos (Tintaya, 2009, apuntes de la clase), ese músico en su rol social establece una relación intersubjetiva, pero internamente tiene una relación intrasubjetiva.

Esta intrasubjetividad es la que se manifiesta en una composición, en la inter-pretación musical de uno o varios individuos que tienen el mismo objetivo, como ser un conjunto, una orquesta o un solo intérprete. Dos de los componentes básicos de la música son el ritmo y el tono, este se manifiesta desde el naci-miento y en la escuela se ve cómo los niños aprenden algo cantando, logrando una integración en su contexto escolar y demostrando también que cuando se ligan las palabras vienen fácilmente a la memoria, esto es producto del ritmo, explica Gardner: “Así como uno puede desmenuzar una serie de niveles de len-guajes —desde el nivel fonológico básico, pasando por la sensibilidad al orden de palabras y significado de éstas, hasta la habilidad para apreciar entidades mayores, como las historias—. Así también, en el campo de la música, puede examinar la sensibilidad a los tonos o frases individuales, pero también mirar cómo se llevan entre sí y encajan en estructuras musicales mayores que mues-tran sus propias reglas de organización” (Gardner, 2001, p. 94), en esta afirma-ción encontramos esa intrasubjetividad que manifiesta en su esencia musical al hacer contacto con la cultura, con la sociedad se convierte en intersubjetividad.

Es habitual que los jóvenes estudien con música, por iniciativa propia o como técnica de estudio y se aplica el principio que más estímulos son evitados ya que el cerebro va a discernir entre dos tareas, el estudiar y el evitar que la temática de la canción distraiga más a quien percibe ambas. “Es por eso que antropólogos y sociólogos se hallan así ante un problema análogo: cómo dis-tanciarse de lo inmediatamente dado, de la experiencia comprendida y perci¬bida por las personas" (Ortiz, 2004, p. 16), y se ve que lo comprendido y percibido es más difícil de perderlo que lo simplemente leído. Sin embargo donde entra la intrasubjetividad en el aprendizaje, en cuanto asume forma de aprender, algunos mirando, otros escuchando, otros tocando y los más escuchando música, de la misma manera esta relación entre el que compone o interpreta música y el sujeto que la escucha o la decodifica entra en el plano de la inter-subjetividad.


La música como Identidad

En la parte final de este ensayo la intención es exponer que la música requiere dos interlocutores el que compone o interpreta con sus propias ideas, con su manera de ver e interpretar la realidad en esa entrega al que escucha, al oyen-te, a ese sujeto que interpreta en forma de apreciación esa comunicación para esto ese otro sujeto requiere también la intervención de su intrasubjetividad.

En este sentido, ambos el ejecutor y el que escucha forman parte de la vida so-cial, de una subjetividad social, ésta se expresa en las normas, en los valores, en los saberes, en las representaciones, en la misma identidad, en general, en el imaginario social, en la década de los 80’s, el autor de este documento, al ini-ciar sus primeras experiencias educativas con niños, aplica y desarrolla diferen-tes métodos, corrientes y escuelas pedagógicas, en su abordaje a niños de ini-cial observa que la aplicación de la música y el canto benefician al aprendizaje, mejorando la concentración, logrando la relajación y despertando la memoria y mas que todo logrando un mejor desarrollo social y consiguiendo así integrarse con más facilidad a sus pares y grupos sociales. “Así se presenta la música de-ntro la cultura como expresión y condición de grupos, clases, etnias, minorías y sociedades, que está impregnada de modelos y valores, ideas e imaginarios provenientes de grupos, clases, etnias, minorías y sociedades ubicadas más allá. Estas relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropia-ción, antagonismo e integra¬ción, transbordan fronteras, mares y océanos”. (Ian-ni, 1998, p. 112)

Así, la identidad de una nación, como la nuestra produce significados, como una producción intrasubjetiva frente a otros sujetos colectivos, nuestros músi-cos bolivianos y quienes los escuchan se insertan en esa armonía que produce el sonido cuando tiene un mensaje que se aprecia como colectivo entendiendo esa interacción Gardner con las palabras del musicólogo Schoenberg: “La música es una sucesión de tonos y combinaciones de éstos, organizada de tal manera que produzca una impresión agradable en el oído, y es comprensible su impresión en la inteligencia... Estas impresiones tienen el poder de influir en las partes ocultas de nuestra alma y de nuestras esferas sentimentales y... esta influencia nos hace vivir en el país del ensueño de deseos cumplidos o en un in-fierno soñado” (Gardner, 2001, p. 92. ) en esta referencia se resume todo el papel que cumple la música en el ser humano, en el sujeto individual que pasa a ser colectivo en la medida en la que se relaciona con el otro, así como los niños y niñas de la experiencia relatada con anterioridad, se sensibilizan por la música en su relación con el otro, o como los adolescentes o en general individuos que estudian o trabajan escuchando música.

Sin embargo el aceptar que el hombre se comunica mediante la música es en-tender cómo la música produce estados de ánimo, evocación, relajamiento y concentración que ayudan a la integración del niño a su cultura y por ende a la sociedad en la que vive, como diría Casas: “Si nos planteamos la pregunta ¿qué es el conocimiento musical? debemos considerar dos aspectos frente a la música: uno, que la música es una facultad de la especie humana como la vi-sión y el lenguaje; y otro que se asocia con la parte cultural del individuo: activi-dades colectivas, ceremonias, vida social”.(Casas, 2008, en colombiamedi-ca.univalle.edu.co/VOL32NO4/musica.htm ).

La identidad del individuo se define principalmente por la pluralidad de sus per-tenencias sociales, a su producción o apropiación dijimos de música o de arte en general, esta pluralidad de pertenencias, lejos de eclipsar la identidad perso-nal, es precisamente la que la define y constituye. La música es una expresión de la cultura con o sin texto posee un contenido, un mensaje que puede ser in-terpretado, comentando el ejemplo de Gilberto Giménez el piano permite repro-ducir una música compleja en un solo instrumento; las radios y las grabadoras permiten la reproducción y la difusión de una música original para el consumo de un vasto auditorio; y las tecnologías de la impresión permiten la reproducción perfecta de las obras de arte, de modo que ya no se requiera, como antaño, de los servicios de un copista para obtener la reproducción de una pintura original. De la misma forma la música, generada por el sujeto que en su concepción intrapersonal comunica su identidad, se convierte por la intersubjetividad una producción para y de la subjetividad social que es una forma de identidad.

BIBLIOGRAFÍA

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Casas, María Victoria (2008). ¿Por qué los niños deben aprender música?. Cali Colombia: Universidad del Valle. Recuperado el 19 de agosto, disponible en: www.colombiamedica.univalle.edu.co/VOL32NO4/musica.htm
Estermann, Josef (2006). Runasofía o jaqisofía: Antropología andina: Filosofía andina. Bolivia: ISEAT.
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Giménez, Gilberto (2005). Concepción simbólica de la cultura: La leona y análi-sis de la cultura. México: SEP Universidad de Guadalajara.
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Hinkelammert, Franz, H. (1996). Crisis, caos, sujeto. El mapa del emperador. Colección Análisis, San José, Costa Rica: DEI.
lanni, Octavio (1998). La sociedad global. México: Editorial Siglo XXI.
Ortiz, Renato (2004). Taquigrafiando lo social. Buenos Aires: Siglo XXI editores de Argentina.
Tintaya, Porfirio (2009). Apuntes de la clase. Módulo de Cultura e Identidad del Programa de Doctorado Multidisciplinario en Ciencias del Desarrollo, del día 19 de junio. La Paz: CIDES-UMSA.